Cada pieza de la cristalería tiene un determinado tamaño y un uso apropiado para cada tipo de bebida. Y aunque existen una gran variedad de piezas (vaso de refresco, vaso de tubo, jarra de cerveza, copa de licor, copa de jerez, etc.) voy a centrarme en las copas que podemos encontrarnos en una mesa etiqueta.
El servicio de copas en una mesa sigue este orden: copa de agua, copa de vino tinto, copa de vino blanco, en el orden de izquierda a derecha, y se colocan frente al plato, ligeramente descentrado hacia la derecha. Si se tratase de una cena de gala habría también copa de cava o champán, que se colocaría a la derecha de las ya indicadas.
- Copa de agua: copa de gran tamaño, ligeramente abombada. Utilizada para agua y zumos. Se llena, como mucho, hasta 4/5 de su capacidad.
- Copa de vino tinto: copa ancha, de gran cavidad, abombada. Sólo se llena hasta 1/3 de su capacidad. No es una cuestión de tacañería, sino que esta es la cantidad que permitirá que el vino se airee, desplegando todos sus aromas y sabores, agitando suavemente el líquido sin que corra peligro de derramarse.
- Copa de vino blanco o vino rosado: copa más pequeña y estrecha que la de vino tinto (por su necesidad de mantenerse frío). Se recomienda llenar a ½ de su capacidad.
- Copa de champán o cava: copa de tubo especial, en forma de tulipa. Se llena casi hasta el borde pero sin llegar. Lo ideal es dejar un centímetro de margen, una vez se haya reducido el nivel de espuma que se genera al verterlo en la copa.
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